miércoles, 20 de agosto de 2014

Que es el Miedo:

El miedo se trata de una alteración del ánimo que produce angustia ante un eventual perjuicio, ya sea producto de la imaginación o propio de la realidad.

El miedo es utilizado para nombrar al rechazo o aversión que siente un individuo a que le pase algo malo u opuesto a lo que pretende para sí mismo y para sus seres queridos. Se refieren al miedo como en casos como: Cuando el ladrón sacó el arma, sentí mucho miedo, o nunca tuve tanto miedo como cuando leí, por primera vez, un libro de terror, o me da miedo que algo me aparezca repentinamente.

Esta emoción, funciona como un método de supervivencia ya que pone en alerta a las personas frente a un peligro que corre. Algo que podría pasar es como que hará un hombre que, al escuchar disparos, se pone a resguardo por miedo a resultar herido.

Existen diferentes tipos de miedo desde un punto de vista general, normalmente hay clasificaciones habituales como:

El miedo a los cambios: Tanto las personas adultas como los niños pueden sufrir este pavor a modificar no sólo su rutina sino también su entorno. Esto se puede producir por culpa de un cambio de colegio, de trabajo, de ciudad, de amigo, etc.


El miedo a la oscuridad: Si hay un pavor que sea muy propio de los más pequeños es este que puede producirse a raíz de pesadillas, de situaciones que se imaginen o de cuentos que les hayan asustado. En este caso, los niños que lo sufren es habitual que tengan que dormir con alguna luz encendida en su habitación ya que esto les produce algo de seguridad porque podrán ver lo que hay en ella.



El miedo a la muerte:La muerte es una realidad angustiante, ya que la gente  es consciente de que existe y de que llegará pero, la mayoría de las veces, se vive con la incertidumbre de cuándo será el día en que realmente pase.  Es precisamente por esa razón que a lo largo de la vida, la muerte es percibida con una sensación muy angustiante.


Otro factor de miedo es que no se sabe qué es lo que sigue después de la muerte; además del temor que causa pensar en dejar a todos nuestros seres queridos, de nunca volverlos a ver.  Sin embargo, es normal la angustia que este proceso de vida provoca, siempre y cuando esté dentro de los parámetros habituales, es decir, cuando no interfiere con el transcurso del día a día, y que se pueda seguir viviendo de manera cotidiana sin estar pensando solamente en la muerte.



El miedo a los animales o insectos: Todos podemos sufrir este miedo a los animales o insectos en general. Lo mejor para superarlo es informarse bien de aquellos, de los peligros que pueden traer consigo y también de todo lo bueno que tienen, porque se teme a que pueda ser atacado por algún animal o picado por un insecto.



El miedo a las tormentas: En la etapa infantil es cuando se produce más frecuentemente este pavor, no obstante, existen muchos adultos que siguen sufriéndolo y en tanto a las tormentas como a los truenos, porque la luz les provoca miedo, algunas veces se produce es por las películas de terror que siempre que hay una escena de suspenso cae una tormenta y desde de la proyección de la luz del rayo viene algo malo.


Existen otros tipos de miedo como el miedo a la separación, o escolares que son aquellos en los que se tiene pavor ante el fracaso o ante las actividades públicas.


El miedo es una respuesta natural ante el peligro; una sensación desagradable que atraviesa el cuerpo, la mente y el alma. Se puede deber a algo que pasó, que está sucediendo o que podría pasar. Es difícil de controlar y puede provocar todo tipo de reacciones, tales como parálisis o ataques de ansiedad. En su versión más extrema, lo que se padece es el terror. Lo curioso es que no siempre es el espejo de algo real. Muchas veces se teme a algo que no existe, que es producto de la imaginación, como los monstruos.


¿Porque se tiene miedo?
El miedo también puede ser algo bueno, es necesario porque posibilita evitar algo doloroso o peor aún, ya que es un mecanismo de defensa que está tallado en el ADN de los seres humanos. Eso que está en el cuerpo se activa ante el peligro y permite responder con mayor rapidez y eficacia ante las adversidades. Fue aprendido por los primeros habitantes de la tierra y forma parte de la adaptación del hombre.

Claro que también hay miedos irracionales, como el temor a lo que no existe, pero la presencia de la reacción es beneficiosa como tal.


El miedo es una emoción que produce una intensa sensación, ya sea de pánico, es un instinto común que tienen todos los seres humanos del que nadie está completamente libre, normalmente desconfiable, provocada por un peligro, causado por algo en el pasado, o en el presente, o quizás por algo que no se quiere que ocurra en el futuro. 

Esta emoción es deriva naturalmente por un riesgo o amenaza, que se ve en el hombre. El mayor punto al que se llega a tener un máximo de miedo es el terror. El miedo también está relacionado con la ansiedad. El miedo también se desarrolla por la creación de la mente. El miedo comienza desde que un ser humano nace, La mayoría de las personas en el mundo, le tienen miedo a la muerte porque esto les preocupa aunque no siempre está definido, ya que es algo que no se sabe realmente.




¿Cómo afecta el miedo en el hombre?
La manifestación del miedo se da en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano y en el sistema límbico. Ocurre porque el cerebro está todo el tiempo escaneando a través de los sentidos todo lo que sucede alrededor de la persona, incluso cuando duerme. Si en algún momento detecta un peligro, se activa la amígdala cerebral situada en el lóbulo temporal y se producen cambios físicos inmediatos que pueden favorecer el enfrentamiento, la parálisis o la huida.

En el cuerpo, se incrementa el metabolismo celular, el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células, especialmente adrenalina, aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea, se detiene el sistema inmunitario, al igual que toda función no esencial, se dilatan las pupilas para facilitar la admisión de luz, la sangre fluye a los músculos mayores, especialmente a las extremidades inferiores, el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra se desactivan parcialmente.

Todo facilita la respuesta del individuo ante el peligro y esto sucede por igual ante cualquier tipo de miedo.

Las consecuencias negativas que se pueden producir son como, la taquicardia, la sudoración, temblores, retroalimentación del temor y pérdida del control sobre la conducta y en los riñones, lo que puede hacer que la persona se orine involuntariamente.

Si lo que se experimenta es un miedo intenso o un trauma, este queda fijado en la memoria con mayor intensidad. Esto tiene una lógica evolutiva: lo que daña se fija con mayor fuerza que aquello que da placer, porque resulta más adaptativo.

El miedo hasta ahora  guarda relación con el mundo real, pero también existe el miedo imaginario o neurótico que no tiene correspondencia con el peligro. Le sucede a aquellos que evalúan por demás algo que tienen que hacer y terminan por imaginar el peor de los escenarios posibles, uno que no tiene por qué ser el más probable o ni siquiera ser tan perjudicial como se lo supone.

Una de las situaciones más comunes se da cuando un individuo tiene miedo al rechazo. Como la supervivencia de los primeros hombres dependía de su comportamiento en grupo, si alguien era expulsado de la comunidad quedaba a merced de los depredadores. Pero hoy la situación cambió.


 ¿Cómo se enfrenta al miedo?
Para poder enfrentar al miedo hay que aceptarlo ante el peligro y nada más. Y todo lo que esté en la cabeza, regularlo. El temor en una entrevista laboral o en una primera cita es normal. Pero al otro miedo hay que tratar de expulsarlo. Es un impulso interior que busca defendernos de un peligro irreal que la mente se esfuerza en creer.

Algunas personas se preguntarán ¿Cómo evitar la muerte sea angustiante? respuesta ante algo que es seguro que pasará, sin embargo es difícil entenderlo como un proceso natural de la vida por el cual todos los seres vivos pasamos o algún día tendremos que pasar.

En especial  nosotros, como seres humanos, tenemos conciencia de que la muerte llega para todos, sin embargo, lo que se recomienda es no basar nuestra vida en pensar solamente en la muerte haciendo que esto interfiera en vivir el día a día, simplemente debemos entender que la muerte es un proceso de vida y que algún día llegará, pero mientras llega, debemos aprovechar cada momento.


Muchos viven día a día angustiados por  la idea de la muerte, pero existen soluciones para que esta preocupación no se convierta en una obsesión o un pensamiento, en estos casos se puede recurrir a un especialista para ayudar a entender por qué este pensamiento se hace manifiesto todo el  tiempo.


martes, 19 de agosto de 2014

Visión del autor


El miedo es una sensación fuerte de cobardía, que lo que produce es, lograr paralizar a una persona. Por eso nos detenemos antes de caer al precipicio, porque sabemos que si seguimos vamos a sufrir una caída con graves y dolorosos daños que esta nos puede llevar a  la muerte. En principio, esa parada repentina es buena porque en el fondo hay un riesgo, y hasta que no sepamos en qué consiste es mejor quedarnos quietos, y devolvernos para no caer.

Desde un punto de vista, el miedo es una fuerza que tiene como objetivo evitar peligros, y funciona como una señal que interrumpe cualquier acción imprudente. El miedo es eso y no tiene nada que ver con las reacciones sucedidas ante él, que en nuestro caso, por razones culturales, no son naturales. Nuestra educación e instintos, no solo no nos preparó para enfrentar el miedo, sino que además nos enseñó a tener miedo del miedo, y por eso reaccionamos mal ante este. 

En una educación diferente, nosotros sabríamos lidiar con el miedo de una forma diferente y tendríamos reacciones naturales, y no de repentina. Esas reacciones naturales trabajan a favor del instinto de supervivencia, tanto del cuerpo como de la mente. Hay reacciones instantáneas de reflejos condicionados. Lo natural ante el miedo es tener nuestras reacciones independientemente de nuestra prevención, observar la situación detenidamente para saber lo que está sucediendo y no querer huir de ella.

Una de las cosas que son buenas y nos enseña a cómo reaccionar ante el miedo de un ataque son las artes marciales, a medida que nos van enseñando a cómo actuar ante una situación así, acabamos reaccionando de una forma lógica o natural ante el ataque. Si alguien grita cuando va a atacarnos, el grito es una señal de ataque, sabremos de donde vino y que tipo de grito es. Eso es natural.

Los reflejos naturales propios del cuerpo no nos hacen huir ante las situaciones de riesgo, sino que nos llevan a la adaptación. Nosotros estamos mal acostumbrados. Fuimos educados en una comunidad que no nos enseña a lidiar con el miedo, y sí en cambio a temerlo, así nos causa más pavor. El miedo puede utilizarse como manipulación para esclavizar y dominar a las personas. El hecho es que acabamos teniendo miedo del miedo y, entonces, para no sentirlo pagamos cualquier precio, que nos pidan o por el que corremos el riego. Ese es el punto que más se usa con relación al miedo. El miedo no es malo, solo es que nuestra reacción es mala por lo que generamos ante él, porque no hemos sido educados de una forma correcta para encararlo, enfrentarlo y superarlo.




lunes, 18 de agosto de 2014

Según filósofos el miedo es:

Aristóteles dijo que el miedo siempre que permanece.  Un hombre puede destruir todo lo que tiene dentro de sí mismo,  el amor y el odio y las creencias,  e incluso la duda;  pe ro mientras se apega a la vida no puede destruir el miedo.  Es decir,  el miedo tiene un poder preponderante,  algo que también le reconoce Lovecraft donde sin preámbulos comienza afirmando que el miedo es la emoción más primitiva y más fuerte de la humanidad. Pero es preciso señalar que Phóbos todavía no significa miedo cuando lo menciona como la personificación divina de una acción que se presenta en el campo de batalla en compaña de Deimos Terror. Exactamente, phóbos, es un nombre de acción de rivado del verbo que significa huir.

No obstante, el paso de huida a miedo no debe extrañar a la vista de las compañías con las que asoció a Phóbos Y en cualquier aso,  la forma griega de llamar a la emoción más primitiva y más intensa de la humanidad se ha impuesto universalmente en el no menclátor de la Psicología para dar nombre a numerosas entidad nosológicas en las que el miedo es el rasgo principal.  Sobre el miedo desde un punto de vista estrictamente psicológico,  remito a los recientes y cualificados trabajos de Marino Pérez Álvarez,  Espacios y momentos del miedo en la ciudad el miedo está inscrito en el alma humana tanto por lo que tiene e ser humano de natural y de sobrenatural, cultural y aún se precisaría,  por lo que el miedo normal y miedo patológico de Enrique Echeburua.


El miedo, phóbos, es, indudablemente, un tema fundamental propio de la Psicología desde sus comienzos. Pero mucho antes de que ésta se constituyese como disciplina científica, el phóbos ya había despertado el interés de Aristóteles en diversas obras.  Aunque,  un poco primero, Platón se ocupó del miedo en el Laques,  un diálogo breve de juventud donde Sócrates discute con sus interlocutores sobre la andreia,  término este que por el momento dejo sin traducir ni definir,  pues las reflexiones más sistemáticas de Aristóteles sobre phóbos están inseparablemente relacionadas con ella.  No obstante,  es necesario señalar que Platón,  en el Laques en vez de phóbos  usa sobre todo la palabra deos,  significa temor y,  por tanto,  como especifica Chantraine tiene un carácter más general que phóbos.  De hecho,  añade Chantraine,  el gramático Ammonio distingue explícitamente phóbos  de déos,  siendo éste la suposición,  presunción,  sospecha o recelo de un mal por venir duradero,  mientras que el phóbos  es un golpe presente y momentáneo producido por algo aterrador.




Martín Heidegger, establece una diferencia entre dos sensaciones del hombre que muchas veces se confunden como iguales y que, de acuerdo con la diferenciación que hace este filósofo, están lejos de ser lo mismo. Hablamos de la diferencia que cabe establecer entre el miedo y la angustia. Hemos de tener en cuenta que el pensamiento se podría definir como existencialista. El objetivo de Heidegger, como existencialista, al diferenciar el miedo y la angustia es delimitar claramente qué entiende por angustia. 

La angustia es uno de los elementos básicos de las filosofías de tipo existencialista: podemos encontrarla tanto en el existencialismo anticipado por Kierkegaard como en el existencialismo de Sartre. Esta insistencia en abordarla es debida a que la angustia es un estado en el que el individuo expresa su interioridad ante la propia existencia. 

El miedo tiene la característica de ser objetiva: tenemos miedo de los dientes de un perro que intenta atacarnos. En cambio, la angustia es el temor a una cosa indefinida; sería como temer a un fantasma o alguna cosa creada por nuestra mente que no se puede delimitar objetivamente como provocadora de este temor.

Los dos estados son similares, ya que nos hacen sentir una inseguridad parecida, pero mientras uno de ellos tiene una referencia definida, el otro consiste en algo indefinido. De hecho, analizando un poco más este sentimiento, podríamos decir que el temor hacia lo desconocido que tenemos como posibilidad, nos provoca un sentimiento de inseguridad mucho más grande que el miedo hacia algo definido. Conocer el objeto de nuestra inseguridad de alguna manera provoca en el individuo una cierta seguridad, mientras que la inseguridad de la posibilidad crea un estado de alerta permanente por buscar o esperar la manifestación del objeto que crea nuestra inseguridad.





José Antonio Marina dice que es un sentimiento desagradable, subversivo, inquieto, con activación del sistema nervioso autónomo, sensibilidad molesta en el sistema digestivo, respiratorio o cardiovascular, sentimiento de falta de control y puesta en práctica de alguno de los programas de afrontamiento: huida, lucha, inmovilidad, sumisión y ello porque el sujeto se encuentra ante la presencia de un peligro.

Cuando al sujeto, sin la presencia de un peligro, le invade un sentimiento desagradable, subversivo, con activación de irregularidades digestivas, cardiovasculares sin objeto del que separarse, pero con tendencia a mantenerse en ese estado sin afrontarlo, ni huir, ni luchar.

Cuando los acontecimientos exigen al sujeto un esfuerzo que sobrepasa sus recursos mentales o físicos con signos de activación fisiológica mantenida e incapacidad de controlar la situación.

Dar miedo es muy rentable: si el miedo agudo o el más leve pero envolvente se imponen sobre los humanos, aquel que puede suscitar miedo se apropia hasta cierto punto de la voluntad de la víctima.


Michel Echenique Isasa, define el miedo como una interrupción súbita del proceso de racionalización. Lo primero que nos sucede cuando sentimos miedo es que perdemos la capacidad de racionalizar una situación cualquiera. Pero generalmente, cuando sucede algo, generamos un prejuicio, pensamos una especie de fantasía mental, muchas veces sin saber exactamente lo que está sucediendo. Esta fantasía puede acarrear consecuencias muy graves. Si estamos en una situación de peligro y sucede algo que desconocemos, es mejor no pensar.

Es fácil observar cómo en una situación de peligro muchas personas hacen justamente lo que no deberían hacer. Porque piensan sin saber lo que está sucediendo. Si alguien va en coche, entra en una curva con exceso de velocidad y piensa, lo primero que hace es frenar. Entonces es justamente cuando causa su desgracia, pues es ahí donde reside el peligro: frenar bruscamente en una curva yendo a alta velocidad. El miedo tiene la capacidad de evitar que hagamos algo mentalmente. Crea una situación de bloqueo para cualquier proceso mental.

El miedo, como sensación, es una parada súbita de todos los procesos de motivación y de racionalización. Cuando sentimos el impacto del miedo es como si algo cayese, nos quedamos sin fuelle, sin motivación para hacer cosas. Ese es el segundo fenómeno que el miedo produce y también, si lo observamos, es una interrupción súbita. Cuando suceden cosas, la tendencia es crear o una depresión traumática o una euforia. Hay personas que ante situaciones comunes reaccionan con euforia, y hay otras que se abandonan totalmente; son procesos relacionados con la motivación del individuo, y en cualquier situación de riesgo o de peligro, tanto la euforia como la depresión traumática son negativas.

Lo que causa problemas en situaciones de riesgo es la temeridad o el abandono. Es curioso observar cómo, cuando las personas están atrapadas por el miedo, terminan haciendo exactamente lo contrario de lo que deberían hacer.

Estas actitudes distan completamente del llamado instinto de supervivencia. En estas situaciones, las personas quieren huir y por eso acaban haciendo tonterías. Por el contrario, las personas que asumen el miedo conscientemente terminan haciendo las cosas acertadas. La mayor causa de accidentes y de muertes es el comportamiento que tenemos ante el miedo y no el miedo en sí.

El miedo percepción y el miedo sensación son una inhibición bloqueo de todas las funciones fisiológicas. Cuando surge el miedo, detiene los procesos de racionalización, de motivación y puramente fisiológicos. Nos quedamos sin condiciones para hacer nada por un instante; ni pensar, ni sentir, ni actuar.



No hay especie más miedosa que la humana. Es el tributo que hemos de pagar por nuestros privilegios. Como escribe Mowrer, nuestra desarrollada propensión a ser previsores y a sentir ansiedad probablemente da origen a muchas de nuestras virtudes, pero también da razón de alguno de nuestros fallos más evidentes. La inteligencia libera y a la vez entrampa. Nos permite anticipar lo que va a suceder información útil para sobrevivir, pero puede pasarse de rosca y provocar esas patologías de la anticipación que tan bien conocen los psiquiatras. Vivimos entre el recuerdo y la imaginación, entre fantasmas del pasado y fantasmas del futuro, reavivando peligros viejos e inventando amenazas nuevas, confundiendo realidad e irrealidad, es decir, hechos un lío. Para colmo de males, no nos basta con sentir temor, sino que reflexionamos sobre el temor sentido, con lo que acabamos teniendo miedo al miedo, un miedo insidioso, reduplicativo y sin fronteras.

El estrés, la ansiedad, el miedo son funcionalmente útiles. Incluso pueden ser agradables a veces. De ahí el éxito de los deportes de riesgo y de las películas de miedo. Hay un escalofrío atrayente. Podemos considerar miedos normales los que son adecuados a la gravedad del estímulo y no anulan la capacidad de control y respuesta. Es difícil encontrar criterios fiables para medir estos aspectos, por lo que frecuentemente apelamos a una mera evaluación estadística. Por ejemplo, el miedo a volar. En cierto sentido es normal, porque no estamos preparados para surcar los aires, pero en otro sentido no lo es, porque sólo resulta insoportable para un pequeño número de personas.

Un miedo patológico se corresponde con una alarma desmesurada, tanto en su activación como en su regulación. Se dispara con demasiada frecuencia y con umbrales de peligrosidad muy bajos, la aparición del miedo es demasiado fuerte, sin flexibilidad, un mecanismo todo nada. Además, no está modulado y se convierte con facilidad en pánico.

En conclusión: El miedo en sí, es una fuerza natural, a la cual nosotros denominamos como un riesgo, o advertencia desde diferentes puntos como; por el miedo hemos perdido varias oportunidades en nuestras vidas, porque nos causó un pánico ante una decisión o algo similar.


El miedo es fundamental en nuestra vida ya que, nos evita de cierta forma correr un peligro, tener miedo en abundancia es malo, porque así  no nos va a permitir llevar una vida normal. Pero en definitiva para superar nuestros miedos debemos es centrarnos en nuestra motivación trascendente, que nos empuja para seguir adelante a pesar de los riesgos que se tomen...  

Frases sobre el miedo:

-El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal. Aristóteles

-De lo que tengo miedo es de tu miedo. William Shakespeare

-A lo único que tenemos que temer es al miedo por sí mismo. Franklin Roosevelt

-El miedo hace a los hombres creer lo peor. Curzio Malaparte

-El miedo puede llevar a los hombres a cualquier extremo. George Shaw

-El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son. Tito Livio

-La primera cosa contra la que el hombre tiene que batallar desde su nacimiento es el miedo. Miguel Bosé

-Los enemigos son grandes según el miedo que nos producen. No tengas miedo a nadie y no tendrás enemigos. Francisco García

-¿Miedo a la muerte? Uno debe temerle a la vida, no a la muerte. Marlene Dietrich


-No es valiente el que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo. Nelson Mandela